viernes, 5 de marzo de 2010

Alegría, el contra-bandista, 5 de marzo.

Dedicado a…

Algunas veces parece que la vida se conjura para mostrar su peor cara. Como decía el gran Murphy si las cosas pueden empeorar es seguro que van a empeorar. Pero permítaseme hacer un resumen a lo Antonio Molina, porque es precisamente en los peores momentos, en esos en que uno parece encerrado en lo más oscuro de una mina, cuando uno debe mirar los aspectos más positivos de la vida…
…Al fin y al cabo estamos vivos y eso, aunque no lo recordemos, es un maravilloso regalo que hay que proteger con alegría. Esa debería ser la lucha: la defensa de la alegría.
Aunque parezca cursi, hay una mirada de complicidad al otro lado de la mesa, mirándote con ternura, coronando de esperanza una sonrisa que invita a bailar. Aquella canción que tanto te gusta, que te acompaña, que te recuerda que no estás sola, suena en el altavoz y te acurrucas, enroscada entre los brazos de quien te quiere porque esos brazos son como la brisa que aleja la borrasca. Así, lentamente, agarras su mano, con cicatrices que también son las tuyas, y el mundo parece olvidar su negrura, su oscuridad, vistiéndose de color y con él la alegría recupera su puesto imprescindible en el escaparate de tu corazón. Quizás brindes, no importa con qué, y bebas la belleza, con la sed de quien sabe que lo mejor está por ocurrir, que sólo tienes que esperar que ocurra, que el tiempo coloca a cada uno en su lugar. Y pasan las nubes y brilla el sol o la luna o el halógeno del comedor y vivir resulta sencillo, como un juego que se lleva practicando desde hace mucho y que te ha enseñado importantes lecciones: es entonces cuando comprendes que el amor, como la vida, tiene sus reglas y que la más importante es defender la alegría como un valuarte, como un derecho, como una trinchera.

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