El programa de hoy me ha recordado a un viejo chiste que dice así:
Habían tres amigos que se llamaban Tonto, Nadie y Ninguno.
Tonto va y le dice a un policía:
-Agente, agente nadie se cayó al pozo y Ninguno lo está ayudando.
Entonces el policía le responde:
-¿Usted es tonto?
-Sí, ¡Mucho gusto!
Y es que parece que los periodistas, muchas veces, no seamos nadie, que caigamos en las trampas, o en los pozos, que nos preparan los malos malosos, ya sean del mundo de la política o de la industria farmaceútica.
Recuerdo que ya hace unos meses los medios más independientes, por no decir Undergrounds, informaban que la farmaceutica Roche, fabricante de la famosa vacuna contra la gripe A, era dirigida por Donald Runsfeld, mano derecha de George Bush durante la guerra de Irak. Lo hacían con coletillas del tipo: como pa fiarse de este individuo.
Pues la mayoría de los medios de comunicación nos fiamos y ahora, a toro pasado, cuando la terrible epidemia ha provocado sólo un 5% de las muertes que provoca una gripe estacional, parece de tontos pedir responsabilidades por el terror que ayudamos a propagar.
Y es que, en realidad, las verdaderas víctimas, como pasa casi siempre, son los ciudadanos de a pie, los cuales, en su bendita ignorancia, confían en el poder y la sabiduría de la prensa en general. Y los periodistas, benditos también, confían en el conocimiento de los presuntos especialistas, porque por algo son “especialistas”.
Sólo espero que el gobierno español no revenda los millones de vacunas que se han quedado en los almacenes sin usar. Más que nada porque, como dentro de poco tiempo, se inventaran en un despacho otra presunta epidemia, al menos no se vuelvan a vaciar por este motivo las arcas del estado.
Habían tres amigos que se llamaban Tonto, Nadie y Ninguno.
Tonto va y le dice a un policía:
-Agente, agente nadie se cayó al pozo y Ninguno lo está ayudando.
Entonces el policía le responde:
-¿Usted es tonto?
-Sí, ¡Mucho gusto!
Y es que parece que los periodistas, muchas veces, no seamos nadie, que caigamos en las trampas, o en los pozos, que nos preparan los malos malosos, ya sean del mundo de la política o de la industria farmaceútica.
Recuerdo que ya hace unos meses los medios más independientes, por no decir Undergrounds, informaban que la farmaceutica Roche, fabricante de la famosa vacuna contra la gripe A, era dirigida por Donald Runsfeld, mano derecha de George Bush durante la guerra de Irak. Lo hacían con coletillas del tipo: como pa fiarse de este individuo.
Pues la mayoría de los medios de comunicación nos fiamos y ahora, a toro pasado, cuando la terrible epidemia ha provocado sólo un 5% de las muertes que provoca una gripe estacional, parece de tontos pedir responsabilidades por el terror que ayudamos a propagar.
Y es que, en realidad, las verdaderas víctimas, como pasa casi siempre, son los ciudadanos de a pie, los cuales, en su bendita ignorancia, confían en el poder y la sabiduría de la prensa en general. Y los periodistas, benditos también, confían en el conocimiento de los presuntos especialistas, porque por algo son “especialistas”.
Sólo espero que el gobierno español no revenda los millones de vacunas que se han quedado en los almacenes sin usar. Más que nada porque, como dentro de poco tiempo, se inventaran en un despacho otra presunta epidemia, al menos no se vuelvan a vaciar por este motivo las arcas del estado.
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