miércoles, 27 de enero de 2010

Holocausto, el Contra-bandista 27 de Enero.

Antonio, un gran locutor de radio y erudito del jazz, me comentaba hace un tiempo que era judío. Pero Antonio, le espeté, si tú eres una persona muy tolerante. Él sonrió y me dijo con ternura, amigo mío, un judío no es nada más que el hijo de una mujer judía, no te hace mejor ni peor, es sólo una herencia que se ha de saber aprovechar. Poco después, Antonio y yo locutábamos juntos un programa especial sobre el conflicto de Gaza y la masacre palestina.

Desgraciadamente, a muchas personas se les agria la leche al escuchar la palabra judío. Desde hace muchos siglos, este pueblo sufre un estigma brutal, igual que los gitanos, los homosexuales, los locos ... Esta imagen distorsionada pervive todavía, alimentando la imaginación de las personas. Y es que la mayoría tendemos a generalizar y lo hacemos de la misma forma que criticamos una obra de arte, un cuadro por ejemplo, por que es más fácil hablar del conjunto que analizar todas y cada una de sus pinceladas.

Hoy se conmemora en Barcelona el aniversario del Holocausto, la mayor tragedia humana de la historia. Lo hacemos porque nos negamos a olvidar. Seguramente, si yo hubiera vivido en la Alemania nazi hubiera sido de los primeros en caer, porque fueron los locos, los tullidos, las primeras víctimas de lo que se convirtió en el mayor crimen jamás conocido; después pasaron por los mismos hornos judíos, católicos, gitanos ...

Millones de personas con un pasado, con una experiencia, para algunos buena, para otros no tanto; personas de todas las edades que soñaban y reían, que disfrutaban con la música, con el cine o con la poesía. Seres humanos que paseaban y amaban la libertad, que se preocupaban por la crisis del 29, que luchaban, como seguimos haciendo hoy en día, por llevarse algo a la boca. Hombres y mujeres que trabajaban o estudiaban, cada uno con sus medios, con sus infinitas potencialidades y sus limitaciones a superar. Personas que amaban y odiaban, que miraban y sentían, que crecían. Hasta que quemaron sus cuerpos impunemente.

Me gustaría acabar haciendo un matiz que me parece importante. Yo he generalizado, he mirado a todas aquellas víctimas en su conjunto ante la imposibilidad de devolverles la vida. He mirado el cuadro, en vez de sus pinceladas, pero valga esta disculpa: para mi, las vidas humanas son las verdaderas obras de arte.

2 comentarios:

  1. No te conozco, pero tu manera de expresarte y tus definiciones de la vida real.. consiguen emocionarme. Como vulgarmente se dice, es una gozada leer tus articulos. Un BESO Pepi.

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  2. Muchas gracias por tu comentario Pepi. De veras que me estimula para seguir en la brecha. Otro BESO para ti, hasta siempre.

    Raúl.

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