El contra-bandista, Poltergeist, 22 de Gener

Los admiradores del cine de Steven Spielberg recordaran aquella película, que produjo a principios de los años 80, titulada Poltergeist. Era uno de esos largometrajes, que pese a estar realizado con pocos medios, se sostenía gracias a un guión bien definido y una dirección casi perfecta.

¿A quién no se le encogía el corazón al ver a aquella niña rubia mirando absorta un televisor, en el que se había acabado la emisión? Por supuesto, esa niña era tragada por el televisor y este era el punto de partida de una serie de sucesos a cúal más terrorífico. El misterio, como pasa normalmente en el cine, se resuelve hacia el final, cuando se descubre que aquella casa encantada estaba construida sobre un antiguo cementerio indio.

Mientras que el gobierno español decide si el cementerio nuclear se construye en el municipio castellano de Yebra o en nuestra tarragonense Ascó, mi imaginación se dispara, supongo que por haber crecido con películas como Poltergeist. ¿Y si el municipio de Yebra se convirtiera en un pueblo fantasma, donde ni los peores y más demacrados zombies mutantes quisieran vivir? ¿Y si las radiaciones nucleares ya hubieran afectado al edil popular de dicho municipio, el cual, pese a tener a todo el pueblo en contra de esta decisión, se empeña en dormir sobre barriles de uranio empobrecido? Aunque la verdad, según parece, lo más parecido a un Poltergeist es lo que sucederá en el Palau de la Generalitat si el cementerio se hace en Ascó... Si esto finalmente ocurre, veo a Montilla y al PSC mirando absortos desde su casa la televisión. Seguro que allí pueden decir eso de: Bienvenidos a la Republica independiente de mi casa.