viernes, 5 de febrero de 2010

Epifanía, el Contra-bandista 5 de febrero

Ayer, junto a la convocatoria para un botellón y el club de fans de El yoyás, encontré una iniciativa en Facebook donde se buscaba país en vista de lo que se nos viene encima. Me pregunté qué país podía satisfacer las necesidades de una población, como la española, sumida como está en el caos socioeconómico más importante desde hace décadas. Después de echar un vistazo en el atlas, que me regaló una tía mía cuando tenía 10 años, me sobrevino una gran desesperación. No había ningún país en el mundo que tuviera la enorme variedad paisajística de este país, quizás Nueva Zelanda, vamos, en las Antípodas, pero me daba pereza viajar tan lejos y además, leí en la enciclopedia que el plato típico de ese país era el Dragón de Comodo al ajillo, con lo que se me revolvió de tal manera el estómago que tuve que beberme tres frascos de Primperan. Entonces vi las luces de 60 watios de mi habitación y tuve una epifanía. La virgen del milagro inútil se presentó ante mi, vestida con traje de flamenca y armada con un trabuco, y me dijo con una solemnidad sólo comparable a la de un búho en plena cópula, que la cosa no estaba en cambiar de país, lo que había que hacer era cambiar este país. Cuando le fui a preguntar cuáles eran sus divinos designios para tal aventura, se desvaneció en un estallido luminoso, con el que se fundieron las tres bombillas alógenas que alumbraban mi habitación. A oscuras, con una sobredosis de jarabe antivomitivo, giré mi cabeza hacia la pantalla del ordenador y caí desmayado sobre el teclado. Me despertó mi pareja, alarmada al ver que no podía mirar su cuenta de correo electrónico porque mi cuerpo ocupaba todo el escritorio. Cuando le conté la experiencia que acababa de vivir, me miró con extrañeza y me recordó que en este país no habría una revolución aunque la pidiera Belén Esteban. Los españoles, continúo, sólo se revelarían al gobierno, si éste tuviera la osadía de luchar contra la fiesta nacional. Te refieres a los toros?, pregunté. No, me contestó, me refiero al botellón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario