miércoles, 17 de febrero de 2010

Héroes, el Contra-bandista, 17 de febrero.

Ya no quedan héroes, no, ni héroes, ni heroínas. Alguien, desde un despacho, decidió que estaban locos, que eran peligrosos, que no interesaban, que eran mucho mejor aquellos que mantenían el status quo, que es lo mismo que hablar de aquellos que no hacen nada.
En el siglo XXI, los héroes y su capacidad para luchar contra molinos de viento se ven con una mezcla de recelo y nostalgia. Hablo de aquellos que se salen del discurso, que hablan y transmiten más sabiduría que cordura; ya que para mí, la cordura es la máscara que disfraza las peores intenciones: aquellas que mandan al soldado al frente de batalla, aquellas que firman pactos, convenios, tratados, acuerdos, en base a estadísticas ajenas al pueblo.
Ya no hay héroes, porque un hombre no es nada, ni siquiera la sombra de una sombra, ni siquiera un nombre o un discurso, porque toda la humanidad parece haber sido reducida a un número, una cifra, sin vida, sin alma, sin historia. Un número que no habla, que no piensa, que no siente, que no actúa, que no se queja y si se queja: se le acalla, se le agrede, se le encierra, se le despersonaliza, se le etiqueta, se le silencia, se le anula.
No hay héroes, porque el silencio se extiende como una epidemia y sólo el runrún de la conciencia, de los estómagos vacíos, de la impotencia nos acompaña con la fidelidad del escudero, recordándonos que sigamos adelante, que no todo es blanco o negro, que como decía aquella pintada: aunque todo esté perdido, aún nos queda molestar. Pero ni eso. Alguien, desde un despacho, decidió por nosotros. Decidió que no habría héroes ni heroínas, decidió que la justicia sería una quimera y que la esperanza sería una ilusión. Nosotros les creímos y así, ciegos, fuimos cómplices de nuestro propio exterminio. Muerta la ética, muertos los héroes, nadie, NADIE, movería a los del despacho de su confortable sillón.

1 comentario:

  1. Los héroes y heroínas de hoy en día, no tienen superpoderes. Son aquellas personas que se dejan humillar lo suficiente, por un buen precio. Son aquellas personas que dicen que trabajan, sin saber lo que es el trabajo. Son aquellas personas que se llaman periodistas, al dar crédito al chisme y al cotilleo. Los héroes y las heroínas de hoy en día, nos llenan de frivolidad la vida y nos enseñan, que cualquiera puede llegar a ser mediocre sólo con un poco de suerte y estar dispuesto. Necesitamos de los mediocres, para sentirnos que somos algo y vivimos la vida a través de sus chismorreos. Eso es lo más emocionante que nos puede pasar hoy en día...

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