Este fin de semana se ha encontrado en Portugal una fábrica de explosivos de la banda terrorista ETA. Además, ya queda menos para las elecciones y como decías Mariona, durante la primera hora, cualquiera diría que las elecciones son mañana mismo. Toda la maquinaria del control de masas de los gestores de campañas están en marcha y, como siempre, los más listos se llevaran el trozo más grande del pastel.
En este país nuestro, que tiene la suerte de estar formado por distintas naciones, el nacionalismo, en todas sus formas, se muestra como ingrediente indispensable para animar las tertulias y los debates más cacareados.
La pertenencia a un grupo modifica nuestra identidad, de forma que perdemos nuestra individualidad inherente en nombre de una ideología o un sentimiento de colectivo. Lo más curioso de todo nacionalismo es que: la mejor forma de exaltarlo es encontrar un enemigo. Parece que el grupo, sin importar el color de su bandera, potencia sus argumentos, se reafirma y legitima sus demandas desde el victimismo.
Oscar Wilde afirmaba que el patriotismo era la virtud de los depravados; creo que lo quería decir con estas palabras es que las personas deben estar por encima de cualquier ideología, porque cuando pones al grupo por encima de la persona, pierdes perspectiva y das pie a que se puedan justificar las mayores barbaridades.
Al final sólo los locos nos creemos ciudadanos del mundo, quizás, porque desde nuestra locura, percibimos que lo importante es aquello que cuenta Serrat que le decía su madre: uno no es de aquí o de allá, uno es de donde le dan de comer.
En este país nuestro, que tiene la suerte de estar formado por distintas naciones, el nacionalismo, en todas sus formas, se muestra como ingrediente indispensable para animar las tertulias y los debates más cacareados.
La pertenencia a un grupo modifica nuestra identidad, de forma que perdemos nuestra individualidad inherente en nombre de una ideología o un sentimiento de colectivo. Lo más curioso de todo nacionalismo es que: la mejor forma de exaltarlo es encontrar un enemigo. Parece que el grupo, sin importar el color de su bandera, potencia sus argumentos, se reafirma y legitima sus demandas desde el victimismo.
Oscar Wilde afirmaba que el patriotismo era la virtud de los depravados; creo que lo quería decir con estas palabras es que las personas deben estar por encima de cualquier ideología, porque cuando pones al grupo por encima de la persona, pierdes perspectiva y das pie a que se puedan justificar las mayores barbaridades.
Al final sólo los locos nos creemos ciudadanos del mundo, quizás, porque desde nuestra locura, percibimos que lo importante es aquello que cuenta Serrat que le decía su madre: uno no es de aquí o de allá, uno es de donde le dan de comer.
Aquell quí no estima la seva pàtria, no serà capaç d'estimar-hi res.(Lord Byron)
ResponderEliminarJoan M.
Hola Joan:
ResponderEliminarDes de La vida continua no volem assentar càtedra sobre cap tema, agraim de tot cor la teva participació i et convidem a que continuis participant i opinant, ja que pensem que tota opinió és tan vàlida com la de qualsevol.