¿Recuerdan este chiste…?
Un hombre entra en una pajarería y ve tres hermosos loros.
-¿Cuánto cuestan? -le pregunta al empleado-.
-Este sabe inglés, francés y alemán. Por cinco mil euros es suyo.
-¿Y el de al lado?
-Bueno, ése también sabe tres idiomas, pero además es ingeniero y técnico en computación. Se lo lleva por diez mil euros.
-¿Y el tercero?
-Ese es un loro común, apenas habla un poco de castellano. Se lo dejo en veinte mil euros.
-¿Cómo puedes pedir veinte mil euros por un loro vulgar y silvestre?
-Lo que pasa es que a éste los otros dos le dicen Jefe.
Pues básicamente así me parecen las personas, no importa cuanto sepas, como te pienses, que hagas o te creas; lo único importante es ser jefe, director, presidente, encargado, etc. A partir de entonces todo parece mucho más fácil. En realidad, la única especialidad que se requiere para ser jefe es la enorme facilidad para decir “NO”. No es posible, no es un buen momento, no hagas esto, no hagas lo otro, por qué? Porque no. La pregunta obvia es muy sencilla ¿Son malos los jefes? Supongo que algunos sí y otros no, supongo que depende de la capacidad que tengan los buenos de decirte que no de forma original. Como aquella vez que le pedí un aumento a mi antiguo jefe…
-Jefe, necesito hablar con usted.
-Pasa, hombre, ¿Qué te ocurre?
-Usted sabe que llevo más de 10 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo; es hora ya de que me aumente los 600 euros mensuales que gano desde que me contrató.
-Y dime: ¿Cuánto quieres ganar?
-Bueno, he hecho algunos cálculos y, considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo, creo que me correspondería ganar 1.500 euros por lo menos.
-Mira, te voy a pagar 5.000 euros mensuales, pondré un vehículo con chófer a tu disposición, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias..., ¿Qué me dices?
-¿Estás bromeando, jefe?
-¡Sí claro, pero has empezado tú!
Un hombre entra en una pajarería y ve tres hermosos loros.
-¿Cuánto cuestan? -le pregunta al empleado-.
-Este sabe inglés, francés y alemán. Por cinco mil euros es suyo.
-¿Y el de al lado?
-Bueno, ése también sabe tres idiomas, pero además es ingeniero y técnico en computación. Se lo lleva por diez mil euros.
-¿Y el tercero?
-Ese es un loro común, apenas habla un poco de castellano. Se lo dejo en veinte mil euros.
-¿Cómo puedes pedir veinte mil euros por un loro vulgar y silvestre?
-Lo que pasa es que a éste los otros dos le dicen Jefe.
Pues básicamente así me parecen las personas, no importa cuanto sepas, como te pienses, que hagas o te creas; lo único importante es ser jefe, director, presidente, encargado, etc. A partir de entonces todo parece mucho más fácil. En realidad, la única especialidad que se requiere para ser jefe es la enorme facilidad para decir “NO”. No es posible, no es un buen momento, no hagas esto, no hagas lo otro, por qué? Porque no. La pregunta obvia es muy sencilla ¿Son malos los jefes? Supongo que algunos sí y otros no, supongo que depende de la capacidad que tengan los buenos de decirte que no de forma original. Como aquella vez que le pedí un aumento a mi antiguo jefe…
-Jefe, necesito hablar con usted.
-Pasa, hombre, ¿Qué te ocurre?
-Usted sabe que llevo más de 10 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo; es hora ya de que me aumente los 600 euros mensuales que gano desde que me contrató.
-Y dime: ¿Cuánto quieres ganar?
-Bueno, he hecho algunos cálculos y, considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo, creo que me correspondería ganar 1.500 euros por lo menos.
-Mira, te voy a pagar 5.000 euros mensuales, pondré un vehículo con chófer a tu disposición, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias..., ¿Qué me dices?
-¿Estás bromeando, jefe?
-¡Sí claro, pero has empezado tú!
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